SOCIEDADES PRIMITIVAS
La comunidad primitiva es ya un grado elevado de la evolución del humano. Las agrupaciones humanas se van conformando alrededor de un territorio, de una determinada forma de producción, de unas relaciones reproductivas que generan relaciones sociales concretas y reales que determinan una forma de gobierno o normatividad social y un hacer económico, social, político, militar y cultural. La humanidad ha conocido y sigue sosteniendo formas comunitarias de existencia social. A pesar de la larga historia humana, los más primitivos estadios de existencia social sobreviven en determinados lugares del planeta Tierra. La generalidad incluye la particularidad y la particularidad nos muestra lo que es la generalidad si aplicamos la dialéctica en el conocimiento del fenómeno. La comunidad primitiva es un estadio de la evolución humana en el cual ya hay posibilidades de irse liberando de la necesidad puramente material.
En la comunidad primitiva se dan los primeros elementos para desarrollar el pensar aunque ese pensar sea puramente natural, instintivo. En la comunidad primitiva se dan los primeros pasos en la perspectiva del humano, que construirá las civilizaciones posteriores.
Régimen de propiedad en la comunidad primitiva
En un comienzo el humano apenas si se desprendía de los árboles y se alimentaba de frutos y raíces de los mismos. En miles o millones de años, se "asienta" en territorios determinados y genera su propio "hábitat" humano. Se inicia el largo proceso de conformación tribal y, por ello, mismo la materialidad de su existencia no puede ser sino comunitaria. La relación con la naturaleza es de tal índole que forma una unidad indisoluble sin mucha mediación de elementos artificiales o producidos por él mismo. Se puede decir que el humano no es que tenga una relación determinada con la naturaleza sino que es naturaleza misma que posee determinadas particularidades.
Hay tanta necesidad material para sobrevivir, que no se puede por menos de compartir la propiedad de los elementos que sirven para ello; tiene que hacerse en forma comunitaria, porque la agrupación humana es aún incipiente y débil ante las fuerzas de la naturaleza. Es esencialmente necesario compartir tanto los elementales instrumentos, mediante los cuales se enfrentaba a la naturaleza como los mismos elementos y los que ésta le brindaba al grupo humano primitivo.
Dos aspectos que determinan el régimen comunitario son: el primero interno, es decir, la debilidad del grupo humano ante las fuerzas de la naturaleza que obliga, necesariamente, a agruparse y el segundo, externo, que consiste en que hay una infinitud de elementos naturales que imposibilitan la propiedad individual o particular. En efecto, en las condiciones de la sobrevivencia natural, toda la naturaleza se encuentra a disposición de los humanos existentes. Estos dos aspectos de la existencia imposibilitan la propiedad individual.
Condiciones materiales
Las primeras agrupaciones humanas, conocidas por los historiadores como la Gens y la Tribu, sobreviven sobre condiciones materiales puramente naturales. Es la naturaleza, en su rudeza, la que impone las condiciones de sobrevivencia de esos grupos primigenios de la humanidad. Las investigaciones modernas, llevadas a cabo en tribus que subsisten en el planeta, nos muestran en forma muy clara las condiciones materiales de su existencia. Es la naturaleza, en su manifestación real, la que impone las formas de vida, la alimentación, el vestido, la vivienda, la organización familiar, etc.
Sobre esta realidad, el grupo humano evoluciona y se relaciona con otros grupos humanos con los cuales, en su devenir existencial, establece contacto. La producción, en estas condiciones, se basa en productos que son estrictamente necesarios para sobrevivir; es decir, alimentos, vestido, vivienda e instrumentos que faciliten una sobrevivencia de carácter puramente natural. La comunidad primitiva es más natural que artificial: su materialidad biológica y social está más inmersa en la naturaleza que en lo social. Depende más de la naturaleza que del conjunto social, aunque siempre la naturaleza sea el entorno dentro del cual se vive social e individualmente.
En la comunidad primitiva hay menos productos humanos que en las sociedades que le siguen. Sin embargo, de lo anterior, lo que la sociedad produce es parte de la naturaleza como lo es la misma sociedad y el individuo. Lo que podemos afirmar es que en la comunidad primitiva el humano depende más de las fuerzas y leyes de la naturaleza, de su entorno, que en las siguientes formaciones sociales en las cuales ese entorno es más artificial; es decir, producido por el mismo humano, pero siempre siendo parte de la naturaleza.
El régimen de propiedad común es impuesto por los medios materiales de que puede disponer el grupo humano y no por su capacidad de adaptación, muy débil aún. La necesidad impone las condiciones de vida de estos grupos humanos primitivos. En este estadio de desarrollo social, el grupo humano es completamente dependiente de la naturaleza; es naturaleza viviente particular humana, en similar forma a como lo es la naturaleza viviente puramente animal, con la diferencia de la gesticulación para la comunicación que en el humano es de mayor desarrollo cerebral.
Otro factor estructural que determina la propiedad comunal es la cantidad de elementos a utilizar por parte del grupo humano. La naturaleza es de tal magnitud, para el grupo, que nadie tiene interés en apropiarse individualmente parte alguna de ella, ya que no le sería de utilidad alguna; no la podría manejar siquiera. Aunque los instrumentos de caza y pesca son utilizados individualmente, la acción de cazar y pescar se hace en grupo y, por lo mismo, la repartición de lo conseguido es comunitaria. Son tan primitivos los instrumentos utilizados para la caza y la pesca que no pueden ser objeto de propiedad individual sino de uso individual, pero de propiedad comunitaria. No se puede concebir, en este estadio, la propiedad privada sobre objeto alguno.
Condiciones culturales
El régimen de la comunidad primitiva genera unas costumbres y una cultura concreta. La elementalidad vital y la materialidad natural generan en el grupo costumbres también muy naturales. En efecto, la agrupación, una vez posee el tiempo suficiente, el tiempo sobrante de la necesidad de buscar alimento y vivienda, se reúne alrededor de actividades relacionadas con su materialidad real. El acto de comer el producto de la caza y la pesca los reúne y hace que el grupo comience a generar especies de ceremoniales alrededor de esa actividad. Luego, habrá respuestas a los fenómenos naturales que ejercen sobre el grupo y también en forma individual, temor y amenazas a la integridad biológica.
Ante la amenaza o ante el hecho natural que lesiona la integridad vital individual o del grupo, se hace necesario asumir defensas y entre ellas se va produciendo el culto a los fenómenos naturales que, para ese momento, son inexplicables. Alguien representará al grupo; en todo organismo hay órganos de dirección y de ejecución; en el grupo humano primigenio es el anciano, el que posee la mayor experiencia, quien asume la dirección en dos sentidos: en el de autoridad ante el grupo y en el sentido de ser un intermediario entre el grupo y la realidad exterior al mismo; esa exterioridad puede ser el fenómeno natural que infunde temor por el desconocimiento de su naturaleza o puede ser otro grupo humano que disputa la territorialidad. La autoridad política tiene aquí su origen en forma simultánea con la autoridad religiosa del futuro. Poder político y poder ideológico surgen ya de los comienzos de la era humana en el planeta.
La organización social
Como ya se ha podido observar y como lo ha venido demostrando la investigación de antropólogos e historiadores, el humano es esencialmente un ser social. No se puede concebir al margen de la sociabilidad. En primer lugar, es la manada, a similitud de las grandes manadas de simios que siguen existiendo. Con el desarrollo y evolución de sus condiciones materiales y culturales, el humano va conformando lo que se ha denominado la "gens" y la "tribu", en donde ya comienzan a darse los inicios de una organización social dentro de la cual asoma los gérmenes de lo que ha de ser la autoridad, en donde hay formas de expresión económica, cultural, militar.
Es claro que la comunidad primitiva existe y se desarrolla dentro del tiempo-espacio. En el tiempo es un período humano muy largo el que ha recorrido la comunidad y en el espacio el planeta Tierra sostiene aún, en diversos lugares, la existencia de la comunidad primitiva, dentro de condiciones modernas. De acuerdo con descubrimientos recientes, el humano habitó diferentes lugares del planeta y no se puede afirmar que haya surgido y se hubiese desarrollado a partir de un único punto territorial.
La descomposición de la comunidad primitiva
Como todo fenómeno, la comunidad primitiva lleva en sí el germen, los elementos, que producirán su desaparición. La comunidad posee en su seno personajes que detentan la autoridad; esa autoridad es política para orientar e intermediar la organización de los grupos humanos, es autoridad militar mediante la cual asume su defensa ante los ataques de otras comunidades o inicia la agresión a las que considera poseen las mejores tierras y pastos para sus rebaños en el objetivo de apropiárselos; en otro sentido, hay autoridad religiosa a efecto de manejar el culto y el rito.
El proceso evolutivo de la sociedad primitiva lleva al establecimiento de la propiedad privada, a la esclavización de los prisioneros de las guerras de conquista y, con todo ello, la liquidación de la comunidad primitiva y la aparición de los grandes imperios. En América, existieron los imperios azteca, maya, inca y chibcha; al lado de ellos hubo algunas agrupaciones de importancia, pero de naturaleza inferior a los citados. En Asia y África, existieron los imperios sumerios, babilónicos, egipcios, sirios, etc.
A partir de la disolución de la comunidad primitiva, en donde los medios de producción eran de propiedad común, han pasado a ser de propiedad privada. En la próxima lectura veremos cómo se ha desarrollado la humanidad dentro de esa estructura de propiedad privada sobre los medios de producción.
SOCIEDAD ACTUAL
El hombre está dotado de una capacidad intelectual muy superior al resto de seres vivos que pueblan la Tierra.
Ese intelecto le permite obtener recursos que mejoran su calidad de vida empleando un mínimo esfuerzo, tales como la construcción de máquinas e instrumentos que rinden y optimizan el trabajo.
El equilibrio de los ecosistemas
La Tierra tiene una capacidad de regeneramiento limitada. El equilibrio energético (y por tanto biológico) entre los seres vivos de cada ecosistema, se mantiene gracias a la existencia de las redes tróficas; aunque un ecosistema concreto pierda energía otro experimentará una ganancia, permitiendo finalmente que se mantenga el equilibrio global del mayor ecosistema, el del planeta Tierra. Cuando el factor hombre entra en juego, esa capacidad reactiva equilibradora de las redes tróficas puede verse alterada, e incluso limitada, para realizar sus funciones dentro de parámetros aceptables.
Cuando el hombre se industrializa, elimina procesos ecológicos que necesitan un espacio-tiempo de elaboración, lucha contra el propio tiempo e incrementa su discutida calidad de vida, a base de sustraer a la tierra elementos que elabora y devuelve convertidos en residuos no biodegradables, provocando alteraciones que la tierra necesita depurar.
En ese entorno industrializado, cuando se extraen grandes cantidades de productos que quedan excluidos de las redes tróficas, algún eslabón de la red puede quedar modificado para tratar de compensar la pérdida; el resultado puede ser la desaparición o transformación en algo completamente distinto.
Los antecedentes de la Revolución Industrial
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, se manifestó un conjunto de modificaciones en la estructura económica de los países occidentales, a través de la mecanización de la industria, el desarrollo del comercio y los medios de locomoción. Gran Bretaña fue el primer país en realizar la Revolución Industrial y su ejemplo sirvió para confeccionar el modelo de la transformación económica que conduce de la sociedad agraria a la industrial.
Sin embargo, la Revolución Industrial, entre otras consecuencias medioambientales, trajo consigo residuos en forma de humos liberados a la atmósfera libremente. Mucho antes, en la edad media, las basuras se acumulaban en las vías públicas, lo que trajo grandes epidemias que diezmaron a poblaciones enteras. En el siglo XIX los alcantarillados de las grandes ciudades ya vertían los líquidos a los ríos o directamente al mar, aunque las basuras ya comenzaban a ser acumuladas en zonas destinadas a tal efecto.
La superpoblación humana
Los asentamientos indiscriminados y la superpoblación humana constituyen graves problemas medioambientales de difícil solución. Las corrientes actuales de la demografía atribuyen una importancia creciente a la investigación de las causas y consecuencias económicas y políticas de estos fenómenos.
Frente a la ya clásica doctrina de Malthus, resucitada a fines de la década de 1920, y a la teoría marxista que atribuye la superpoblación al régimen de propiedad privada de los medios de producción (que frena el desarrollo económico), han surgido teóricos que, como Alfred Sauvy, defienden la idea de población óptima de clara inspiración económica. Cuestiones como el control de la natalidad, por su carácter polémico y por sus implicaciones ideológicas, encubren los verdaderos problemas del desequilibrio entre la población y los recursos económicos necesarios para su subsistencia.
La superpoblación exige mayor cantidad de alimentos y materiales de consumo, más aún en las sociedades avanzadas, donde no se renuncia a modernas tecnologías que reclaman en la misma proporción el aporte de energías, muchas de ellas procedentes de la combustión de hidrocarburos, es decir, fuentes de energía no renovables.
Las aglomeraciones urbanas, industrias y construcción de viviendas, son la primera fase de la agresión al medio; con objeto de ganar el espacio que requieren se elimina cualquier vestigio vegetal y animal, y por añadidura se generan cantidades de residuos que se reincorporan al sustrato, alterando el proceso de las redes tróficas y provocando la reacción de alguno de sus elementos.
Sin embargo, la Revolución Industrial, entre otras consecuencias medioambientales, trajo consigo residuos en forma de humos liberados a la atmósfera libremente. Mucho antes, en la edad media, las basuras se acumulaban en las vías públicas, lo que trajo grandes epidemias que diezmaron a poblaciones enteras. En el siglo XIX los alcantarillados de las grandes ciudades ya vertían los líquidos a los ríos o directamente al mar, aunque las basuras ya comenzaban a ser acumuladas en zonas destinadas a tal efecto.
La superpoblación humana
Los asentamientos indiscriminados y la superpoblación humana constituyen graves problemas medioambientales de difícil solución. Las corrientes actuales de la demografía atribuyen una importancia creciente a la investigación de las causas y consecuencias económicas y políticas de estos fenómenos.
Frente a la ya clásica doctrina de Malthus, resucitada a fines de la década de 1920, y a la teoría marxista que atribuye la superpoblación al régimen de propiedad privada de los medios de producción (que frena el desarrollo económico), han surgido teóricos que, como Alfred Sauvy, defienden la idea de población óptima de clara inspiración económica. Cuestiones como el control de la natalidad, por su carácter polémico y por sus implicaciones ideológicas, encubren los verdaderos problemas del desequilibrio entre la población y los recursos económicos necesarios para su subsistencia.
La superpoblación exige mayor cantidad de alimentos y materiales de consumo, más aún en las sociedades avanzadas, donde no se renuncia a modernas tecnologías que reclaman en la misma proporción el aporte de energías, muchas de ellas procedentes de la combustión de hidrocarburos, es decir, fuentes de energía no renovables.
Las aglomeraciones urbanas, industrias y construcción de viviendas, son la primera fase de la agresión al medio; con objeto de ganar el espacio que requieren se elimina cualquier vestigio vegetal y animal, y por añadidura se generan cantidades de residuos que se reincorporan al sustrato, alterando el proceso de las redes tróficas y provocando la reacción de alguno de sus elementos.
La conciencia ecológica actual
Actualmente la sociedad parece haber tomado conciencia del impacto que supone devolver al medio los residuos sin depurar. En las últimas décadas del pasado siglo XX comenzó un verdadero debate sobre temas ambientales que pareció tomar el cariz de una nueva revolución social. Hoy día el hombre, aunque tímidamente, ha comenzado a tratar los desechos, transformándolos en otros productos menos agresivos para el medio o incluso permitiendo que sean reaprovechados, como los materiales reciclables.
La actual tendencia podría desembocar en un compromiso a nivel global que detenga la previsible destrucción de nuestro propio hábitat.
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tien que resumir un poco para los que necesitan studiar se les aga mas facil
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